Tal y como comentamos en nuestro anterior post, si bien es cierto que nacen más niños que niñas cuando una mujer se somete a tratamientos de reproducción asistida, del mismo modo que ocurre con los embarazos naturales, ¿es el sexo del embrión un condicionante para que el tratamiento sea exitoso? ¡Hoy en el nuevo post de MiFertilidad te contamos todo sobre el tema!
¿A qué se debe la desproporción de sexos en reproducción asistida?
Hoy en día no están claros los motivos sobre la desproporción de sexos al nacer. De hecho, no se sabe si ésta se produce inicialmente en la fecundación o surge durante, antes o después de la implantación del embrión en el útero.
Los expertos en reproducción opinan que tanto las diferencias en la capacidad de fecundación de los espermatozoides portadores del cromosoma sexual X o Y (que es el que determina el sexo), como en la capacidad de desarrollo de los embriones (femeninos o masculinos) podrían ser determinantes en la proporción o equilibrio entre los sexos al nacer.
¿Por qué nacen más niños que niñas en reproducción asistida?
Para conseguir responder a esta pregunta, un estudio liderado por Beatriz Carrasco, embrióloga del Servicio de Medicina de la Reproducción de Dexeus Mujer de Barcelona, ha realizado una investigación con embriones in vitro.
En este sentido, las investigaciones han recapitulado más de 2.637 embriones obtenidos a partir de un total de 921 ciclos de reproducción asistida realizados desde septiembre de 2017 hasta febrero de 2020.
Dicho esto, todos procedían de tratamientos con Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP). Este es una herramienta diagnóstica para detectar anomalías genéticas o aneuploidías sobre un embrión antes de ser transferido al útero, evitando así enfermedades o alteraciones que comprometan la viabilidad del mismo.
¿Cuáles fueron las conclusiones del estudio en ciclos de reproducción asistida?
Tal y como ha informado Dexeus Mujer, los especialistas estudiaron la proporción entre sexos en diferentes etapas: en embriones humanos en fase de blastocisto, que es el estado más avanzado en que se pueden desarrollar los embriones in vitro; entre el quinto y el séptimo día y en los bebés al nacer.
De este modo, comprobaron que la proporción de sexo de los blastocistos estaba sesgada a favor del sexo masculino. De hecho, se apreciaba una diferencia de un 53,1% frente a un 46,9% femenino.
Una vez obtenidos los datos, se comprobó que el 41,2% de las muestras presentaban un desarrollo cromosómico correcto. En cambio, el 7,7% se clasificaron como embriones mosaicos (con células normales y otras con defectos). Por último, un 51,2% de las muestras mostraban anomalías cromosómicas en su composición.
Aunque había más embriones masculinos que alcanzaban la fase de blastocito, se presentaban más alteraciones cromosómicas o tasa de aneuploidía si se comparaba con los femeninos.
Pero, ¿qué hay del sexo del embrión y su influencia en la implantación?
Teniendo en cuenta todo lo comentado anteriormente, los investigadores no observaron diferencias significativas entre sexos en cuanto a las tasas de implantación, de abortos y de nacimientos de bebés. Por lo tanto, podríamos afirmar que el sexo del embrión no determina el éxito del tratamiento de reproducción asistida.
Siguiendo en esta línea, los autores del estudio concluyen que hay más embriones masculinos que se desarrollan hasta la fase de blastocisto que femeninos, pero, como hemos comentado antes, presentan más alteraciones cromosómicas o una mayor tasa de aneuploidía.
En definitiva, aun sabiendo las diferencias, las posibilidades de implantación y de alumbrar a un recién nacido vivo son similares en ambos sexos, basándonos en los datos recogidos en este reciente estudio.
Desde MiFertilidad esperamos haberte sido de ayuda e interés con nuestro nuevo post. Si quieres someterte a tratamientos de reproducción asistida, contáctanos.
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