Tu carro está vacío
A diferencia del aborto espontáneo, que es aquel que se produce por causas naturales y no por la voluntad de la madre o las recomendaciones médicas, el aborto inducido se trata de la interrupción voluntaria del embarazo. Una interrupción que se llevará a cabo antes de los 180 días de la gestación, realizada de manera premeditada y bajo la tutela de especialistas. Pero, ¿qué consideraciones se deben tener en cuenta más allá de lo anterior? ¡Hoy respondemos en MiFertilidad!
Si bien es cierto que anteriormente hemos nombrado algunos motivos por los que se interrumpe un embarazo por parte de la mujer, lo cierto es que existen diferentes causas para un aborto inducido. En este sentido, podemos destacar factores sociales, económicos, sexuales, que afecten a la salud del feto o la gestante… Dicho esto, podríamos destacar que las situaciones más comunes son las siguientes:
Problemas económicos para mantener al futuro bebé, fallo del método anticonceptivo, violencia sexual, relaciones inestables o abandono, malformaciones en el feto o problemas físicos o mentales en la madre.
Cuando hablamos de abortos inducidos, podemos diferenciar dos tipos: químico o quirúrgico. El primero de ellos, el aborto inducido químico, solamente se puede llevar a cabo durante las primeras semanas de embarazo y se basa en administrar fármacos. Estos productos pueden ser ingeridos, inyectados directamente en el saco amniótico, insertados en la vagina o inyectados por vía intravenosa.
En lo que se refiere al aborto inducido quirúrgico, es habitual que se realice mediante el proceso de aspiración. Un procedimiento que, siguiendo nuestra legislación, deberá realizarse antes de las 12 semanas y/o 180 primeros días. Dicho esto, consiste en succionar el feto a través de una jeringa manual o bomba eléctrica.
Eso sí, puede que el proceso no sea factible. Es entonces cuando se recurre a la dilatación y raspado. Si bien es cierto que sigue un procedimiento similar, tiene como diferencia aplicar una medicación en el cuello del útero para ablandarlo y dilatarlo.
Evidentemente, antes de llevar a cabo el proceso, hay que conocer el caso de la mujer para saber qué método es con el que se va a proceder. Un preparatorio que cuenta con una ecografía obstétrica y ginecológica, análisis de sangre, análisis del historial clínico general y ginecológico y entrevista psicológica o psiquiátrica.
Una vez que la mujer se ha sometido a un aborto inducido quirúrgico, el especialista suele recomendar la toma de antibióticos para evitar una infección y antiinflamatorios para remediar el dolor tipo cólico o las molestias que puedan surgir.
Por otro lado, lo ideal es que también se descanse durante unos días, siguiendo una abstinencia sexual de al menos una semana. Evidentemente, una vez que se mantengan relaciones sexuales, es imprescindible utilizar métodos anticonceptivos.
Más allá de los procedimientos comentados anteriormente, no existe otro método para interrumpir la gestación o embarazo y que sea segura para la salud de la gestante. Desde MiFertilidad te recomendamos hacer caso omiso a la información sobre métodos caseros para interrumpir el embarazo.
Además de no ser procedimientos efectivos, no son nada seguros para tu salud y pueden dar lugar a secuelas graves en el feto.
Cuando una mujer se plantea interrumpir el embarazo por cualquiera de las circunstancias que se han comentado anteriormente, siempre debe ponerse en manos de especialistas en ginecología y obstetricia. Ellos se encargarán de analizar su estado de salud y qué procedimiento es más indicado según el caso.
Esperamos que nuestro nuevo post haya resuelto las posibles dudas que tenías sobre el tema. En caso de no ser así o estar interesada en acudir a una clínica de fertilidad, contáctanos.
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