Tu carro está vacío
¿Has estudiado biología en el instituto? Seguro que muchos de los conocimientos que tenías simplemente han desaparecido con el paso de los años. No obstante, si tú y/o tu pareja estáis buscando un bebé o habéis conseguido el embarazo (¡enhorabuena!), es probable que os interese saber más sobre los embriones humanos. Por esta razón, desde MiFertilidad te traemos unas cuantas curiosidades que desconocías y que te sorprenderán tanto como a la ciencia. ¡Vamos a ello!
Como bien deberías saber (esto sí que es un concepto básico), el embrión surge de la unión entre un óvulo y un espermatozoide. Dicha fusión da lugar a su primera célula, denominada cigoto.
En lo que se refiere al tamaño, la célula esférica tiene un tamaño inferior a 1 mm de diámetro. ¡Como lo lees! Eso sí, su forma le basta para contar con una envoltura protectora que lo mantendrá sano y salvo hasta el momento de la implantación.
Durante el primer día de desarrollo, el óvulo fecundado o cigoto muestra dos núcleos, cada uno con los materiales genéticos del hombre y la mujer. Posteriormente, ambos se unen y se da paso a la división embrionaria.
Dicho esto, el ritmo óptimo del desarrollo del embrión comprenderá 4 células a los dos días de cultivo, 8 a los tres y, a partir de ese momento, el recuento no será posible, pues encontraremos una estructura compleja.
Esta teoría tiene unos cuantos años. De hecho, habría que remontarse hasta el siglo XIX, de la mano del científico alemán Ernst Haeckel. Éste observó cómo los embriones humanos tempranos mostraban estructuras similares a las de otras especies animales.
No obstante, en la actualidad, este estudio conocido como la teoría de la recapitulación ha sido parcialmente rechazado en su versión más literal.
Puede parecer muy pronto, pero el ritmo de división del embrión en los primeros días, al igual que el aspecto de las células, ya nos habla de su calidad. Por esta razón, observar su evolución de forma continua durante esa etapa resulta imprescindible.
Más allá del número de células, los expertos tienen que analizar el tamaño de las mismas (que tiene que ser similar y homogéneo) y si las divisiones se han producido en los tiempos correctos. ¿Los motivos? Todo influirá en su desarrollo y, cómo no, en la posterior implantación embrionaria.
Existen diferentes motivos por los que los fallos de implantación pueden sucederse. Y es que, para que tenga lugar este proceso biológico, es necesario contar con un embrión capaz, un útero receptivo y una comunicación buena entre ambos.
Una vez que surge un problema en alguna de las partes, el correcto desarrollo del embarazo puede verse comprometido.
Cuando una paciente se somete a un proceso de Fecundación in Vitro, el número de ovocitos obtenidos y embriones generados varía considerablemente según los factores maternos y paternos.
En este sentido, la variante que realmente influye en las posibilidades de gestación es la calidad del embrión transferido, no el número.
Si tu proceso reproductivo ya ha finalizado y quieres favorecer a otras parejas o mujeres para cumplir su deseo de ser madres y padres, la Ley en España permite donar los embriones sobrantes tras un tratamiento.
En este sentido, las personas implicadas deberán firmar un documento de consentimiento informado, un contrato de donación y su historial clínico para asegurar que no existen antecedentes que puedan perjudicar un posterior embarazo.
Por otro lado, si una mujer quiere ser receptora de embriones, es tan sencillo como solicitarlo.
Esperamos haberte sido de interés con nuestras curiosidades sobre los embriones humanos. Si tú y/o tu pareja estáis buscando el embarazo y estáis interesados en someteros a tratamientos de reproducción asistida, habéis dado con el sitio indicado. Estaremos encantados de atenderos y poneros en contacto con los mejores expertos.
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