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En condiciones normales, cuando se produce la fecundación del óvulo, éste viaja a través de las trompas de Falopio hasta el útero, implantándose en las paredes del endometrio. Sin embargo, existe una posibilidad que quizás no conocías, donde el óvulo fecundado comienza a desarrollarse fuera del útero. Este comportamiento se denomina embarazo ectópico y, aunque no son muy frecuentes, hoy queremos hablarte de ellos en Mi Fertilidad, especialmente por los problemas que pueden acarrear en la madre. ¡No te pierdas nuestro nuevo post!
Tal y como hemos adelantado en el anterior párrafo, el óvulo fecundado tiende a adherirse al revestimiento del útero. Sin embargo, en un embarazo ectópico éste se implanta y crece fuera de la cavidad principal del útero.
En su gran mayoría, estos embarazos se producen con mayor fuerza en las trompas de Falopio, que es uno de los tubos encargados de transportar los óvulos. De hecho, este caso se conoce como embarazo tubárico. No obstante, el embarazo ectópico también puede desarrollarse en otras partes del cuerpo como los ovarios, la cavidad abdominal o la parte inferior del útero, que conecta con la vagina.
En este sentido, los embarazos ectópicos no pueden continuar con normalidad. Además de que el óvulo fecundado no puede sobrevivir, el aumento de tejido puede provocar un sangrado, poniendo en riesgo de vida a la madre en caso de no tratarse.
Los primeros síntomas que se advierten en un embarazo ectópico son muy similares a los de cualquier otro embarazo (náuseas, cansancio, sensibilidad, ausencia de menstruación). De hecho, marcan positivo en la prueba de embarazo. No obstante, existen unas alarmas que permiten identificar que el proceso no se está desarrollando correctamente:
Sangrado vaginal acompañado de dolor abdominal o pélvico.
Dolor y malestar en la zona abdominal, unos síntomas que suelen ir acompañados de náuseas y vómitos. El embarazo ectópico también causa problemas intestinales como diarrea o dolor al evacuar.
Dolor en el hombro. Si experimentas un dolor muy particular justo en el punto donde termina el hombro y empieza el brazo, puede que sea simplemente por estrés o una mala postura corporal. No obstante, también puede deberse a un sangrado interno intenso que irrita los nervios del diafragma. Aparece repentinamente y suele desarrollarse con algunos de los síntomas comentados anteriormente.
También pueden producirse debilidad y desmayos, lo que podría indicar un sangrado intenso en la zona del abdomen.
En caso de sufrir alguno de los siguientes síntomas, es preciso acudir a urgencias inmediatamente. La única manera de diagnosticar un embarazo ectópico es mediante la revisión médica. Para ello se requerirán tres pruebas: examen pélvico, análisis de sangre y un ultrasonido para comprobarlo.
Si bien es cierto que se desconocen las causas exactas, ya que le puede ocurrir a cualquier mujer, existen ciertos factores de riesgo que aumentan las posibilidades. Un ejemplo de ello es tener más de 35 años, pues los datos indican que la gran mayoría de estos embarazos tienen lugar en mujeres entre los 35 y 44 años.
Evidentemente, también influye el haber sufrido un embarazo ectópico previo. Como puedes comprobar, eso significa que sí, se puede volver a concebir tras este proceso.
También influye el haber sufrido una enfermedad pélvica inflamatoria, como una infección de transmisión sexual no tratada. Aunque no es nada común, también aumentan las posibilidades en mujeres que, tras haberse ligado las trompas de Falopio, deciden revertir el proceso para buscar el embarazo.
Por último, pero no menos importante, el consumo de tabaco también puede incrementar este riesgo.
Ya hemos adelantado que los embarazos ectópicos no llegan a completarse, motivo por el que deben tomarse unas medidas. En este caso, tenemos dos vías: los medicamentos o la cirugía.
Los medicamentos son empleados en caso de sangrado intenso. La paciente será tratada con inyecciones de metotrexato que irrumpe el embarazo y detiene el desarrollo de las células del óvulo fecundado. El cuerpo reabsorbe el óvulo y posteriormente lo elimina.
Por otro lado, la cirugía es la alternativa empleada cuando el óvulo fecundado no puede ser eliminado mediante fármacos. En este sentido, se lleva a cabo una laparoscopia y, a través de un pequeño corte en el ombligo, se extrae el óvulo fecundado. Un procedimiento de lo más común.
Esperamos haberte sido de ayuda. Como puedes comprobar, en Mi Fertilidad te ofrecemos toda la información sobre estas y otras cuestiones relacionadas con la concepción y la fertilidad.
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