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Como hemos visto en más de una ocasión, la fertilidad masculina puede verse afectada por diferentes factores, al igual que ocurre con las mujeres, teniendo un gran peso a la hora de concebir. En este sentido, hoy desde MiFertilidad queremos hablarte del hidrocele, una afección común que repercute directamente en los testículos. ¡Descubre todo en nuestro nuevo post!
El hidrocele podría definirse a grandes rasgos como la acumulación de líquido en el escroto o saco escrotal. Es decir, la zona que recubre los testículos. En este sentido, conviene distinguir dos tipos: bilateral (cuando ocurre simultáneamente en ambos testículos) y unilareral (cuando repercute únicamente a uno de ellos).
Como bien deberíamos saber, los testículos están protegidos por una bolsa denominada escroto. Bajo esa capa protectora se encuentran inmersos en una pequeña cantidad de líquido, ayudando a que sean móviles y menos vulnerables a los golpes. Dicho esto, el hidrocele testicular viene a darse cuando este líquido es mayor de lo habitual.
Para ello, existen dos causas principales. Una de ellas es el hidrocele congénito, que es el que tiene lugar en los bebés recién nacidos. Este tiene lugar cuando la túnica vaginal del testículo no se ha cerrado completamente y suele desaparecer con los meses (entre 18 y 24). En caso de no ser así, deberá operarse.
Por otro lado, tenemos el hidrocele adquirido, también conocido como no comunicante, el cual surge por la acumulación de líquido debido a una inflamación.
Para diagnosticar un hidrocele habrá que llevar a cabo una exhaustiva exploración médica y unas rigurosas pruebas que detecten el mismo. Hablamos de:
Estas pruebas servirán no sólo para diagnosticar un hidrocele, sino para diferenciarlo de otro tipo de patologías como tumores, quistes, hernias…
Conviene indicar que este tipo de afección, por regla general, no da lugar a dolor. Por esta razón, la sintomatología más común es presentar un aumento de volumen, dando lugar a hinchazón o molestias.
Como podrás aventurar, el hidrocele testicular no es peligroso y realmente se trata cuando causa grandes molestias o vergüenza. De hecho, lo habitual es que desaparezca sin necesidad de tratamiento.
No obstante, sí existen casos en los que se debe intervenir, como aquellos en los que el tamaño testicular es tan grande que compromete al riego sanguíneo. Para ello se utilizará la hidrocelectomía (cirugía ambulatoria de baja complejidad en la que se realiza una leve incisión en el escroto) y/o aspiración escrotal (retirando el líquido sobrante con una aguja).
Cabe destacar que el hidrocele testicular no es un determinante directo para la fertilidad del hombre al igual que tampoco afecta drásticamente a la capacidad reproductiva.
Eso sí, existen casos de hidrocele que sí comprometen a otros factores de la fertilidad, como es el caso de una infección en la zona. Por lo tanto, sí puede dificultar indirectamente la concepción, siendo recomendable intervenir a través de una operación.
No, cada uno de estos conceptos hace referencia a una patología testicular, pero completamente diferente.
Mientras que el varicocele hace referencia a la inflamación y aumento del tamaño de las venas encargadas de drenar el testículo, el espermatocele es un quiste benigno que se forma en el epidídimo.
Desde MiFertilidad esperamos haber resuelto todas tus dudas sobre el tema. Si tienes alguna pregunta o estás interesado en someterte a tratamientos de reproducción asistida con tu pareja, contáctanos.
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