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El legrado uterino es una intervención quirúrgica sencilla que se suele realizar tras un aborto espontáneo. Normalmente, esta técnica no produce complicaciones en quien se la realiza. Sin embargo, sí que hay ocasiones en las que pueden existir ciertos problemas.
Muchas mujeres deciden realizarse esta intervención sin conocer sus riesgos exactos. Con ello, pueden llegar a poner en peligro su salud, no solo inmediatamente, sino que también a largo plazo, ya que esto puede acarrear diversas complicaciones que afecten negativamente su fertilidad. Para evitar este desconocimiento, en MiFertilidad tenemos el compromiso de ofrecerte toda la información necesaria para ti. De esta forma, sabrás de primera mano los beneficios o desventajas de este tipo de cirugías. ¡Sigue leyendo el post!
Legrado uterino, ¿qué es y en qué consiste?
Un legrado uterino, también llamado curetaje, es una intervención quirúrgica menor. Esta técnica ginecológica consiste en raspar el tejido de las paredes internas del útero. De esta forma se elimina el endometrio, es decir, su mucosa. Esta capa es la que es capaz de regenerarse en cada ciclo menstrual. El legrado se suele realizar tras un aborto espontáneo. Sin embargo, también puede hacerse si una mujer padece alguna alteración uterina.
Esta intervención no tiene por qué suponer ninguna complicación. Su objetivo es limpiar el útero recogiendo su tejido. Durante el proceso, se emplean unos instrumentos quirúrgicos para poder dilatar el cérvix y, de esta manera, poder realizar la intervención de una forma más sencilla.
Para qué se hace un legrado uterino
El legrado se suele realizar a mujeres que han sufrido un aborto espontáneo. De esta forma, se vacía el interior del útero en el caso de que el embrión no se haya expulsado de forma natural. También se puede realizar en el caso de una interrupción voluntaria del embarazo. Otros casos en donde se lleva a cabo esta intervención son tras un diagnóstico de sospecha de cáncer de útero, en un tratamiento de menstruación irregular o en la eliminación de pólipos.
Su procedimiento es muy sencillo, pues solo son necesarios 15 minutos para llevarlo a cabo. Los pasos que se siguen son: dilatación del cérvix para poder introducir hacia el útero los instrumentos necesarios; y el curetaje, que es la introducción de una varilla para raspar el tejido del útero. Tras la cirugía, es normal que la mujer sangre durante varios días o tenga algunos dolores. Lo más importante es acudir siempre a tu ginecólogo en el caso de que estas molestias o sangrado sean abundantes o empeoren.
Problemas que puede ocasionar la operación de legrado uterino
Como hemos ido adelantando, el legrado no tiene por qué traer consigo complicaciones. Sin embargo, existen ciertos riesgos y problemas que debes saber. Y es que, algunos de ellos pueden ser daños en el útero, ya que puede que, durante el curetaje, se perfore el útero, el cérvix se desgarre… También se puede producir hemorragia vaginal debido a la herida. En el caso de que sea abundante, es necesario acudir al ginecólogo para revisarlo.
El legrado también puede ocasionar infecciones en el útero o en la zona pélvica. Esto se debe al contacto con diversos instrumentos quirúrgicos directamente con el interior y con restos del útero. Aunque estas herramientas deben haber sido esterilizadas con anterioridad, es posible que los propios microbios de la vagina ocasionen estas infecciones. Lo que ocasiona es fiebre, flujos vaginales con mal olor, dolor intenso, etc. Para tratarlo, con antibióticos suele servir.
Las complicaciones del legrado uterino: Síndrome de Asherman
Por lo general, el legrado uterino no afecta a la fertilidad de la mujer. Sin embargo, puede existir una complicación denominada Síndrome de Asherman. Este síndrome puede ocasionar que las paredes del útero queden adheridas por la presencia de cicatrices. Esto deforma o reduce el tamaño uterino, lo que llevar a la infertilidad.
Para identificar este problema, los síntomas más comunes son las alteraciones menstruales, como la ausencia de sangrado durante un largo periodo de tiempo. También ocasiona dolor pélvico o abdominal, por eso es importante acudir siempre al ginecólogo en el caso de que estos dolores perduren o sean muy graves. Por otro lado, este síndrome puede impedir la salida del tejido endometrial durante el ciclo menstrual, lo que puede causar endometriosis. Por último, esta deformación del útero imposibilita que el embrión pueda desarrollarse en él, por lo que se pueden producir abortos recurrentes.
Recuperación después de un legrado uterino
Si se padece del Síndrome de Asherman, es necesario realizar una intervención quirúrgica. De lo contrario, las consecuencias pueden ser la infertilidad de la mujer. Para ello, se extirpan esas adherencias para que el útero pueda recuperar su forma. Una vez sean eliminadas, la cavidad uterina debe permanecer expandida para evitar que esas adherencias reaparezcan. El catéter de Foley, e DIU o el gel son herramientas que ayudar a que el útero quede expandido y mantienen las paredes uterinas separadas.
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