Tu carro está vacío
El embarazo anembrionario o anembrionado, también conocido como huevo huero, se trata de una de las principales causas de aborto espontáneo. Y es que, pese a producirse embriones para conseguir la fecundación, el desarrollo de los mismos se detiene. Si quieres conocer todo sobre esta anomalía, no te pierdas el nuevo post de MiFertilidad. ¡No dejaremos ninguna duda en el aire!
Este tipo de embarazo está clínicamente reconocido y en él se observa un saco gestacional vacío sin señales de llevar un embrión en su interior.
Es decir, el óvulo sí consigue la fundación por el espermatozoide y, tras implantarse en la cavidad uterina, se produce un desarrollo anormal donde únicamente hay un saco gestacional. De este modo, es como vivir un embarazo, pero sin bebé.
En el momento en el que las células de los discos embrionarios no se desarrollan correctamente, no comienza la especialización de las células y formación de los tejidos. De esta manera, da lugar a lo que se conoce como huevo huero.
En este sentido, las capas celulares que producen la bolsa gestacional siguen aumentando durante un tiempo indeterminado y secretan HCG. Por esta razón, el test de embarazo seguirá dando un resultado positivo a pesar de la ausencia de embrión.
El diagnóstico se desarrolla por ecografía, al observarse que el saco gestacional se encuentra vacío. Este proceso deberá volver a repetirse a la semana siguiente para confirmar la formación del embrión o no, al igual de si existe un latido cardiaco.
El diagnóstico puede llevarse a cabo en diferentes etapas. Si en ninguna de ellas se localiza el embrión, estamos ante un huevo huero:
Eso sí, más allá de la ecografía, también se comprobará la existencia de síntomas de embarazo y el correcto nivel de hormonas para un diagnóstico definitivo. Y es que, si los niveles comienzan a disminuir, indicarán que el embarazo ha sido interrumpido.
Teniendo en cuenta lo anterior, el aborto espontáneo puede tener lugar durante el primer trimestre de la gestación. Es decir, en la semana 12 o antes de que la mujer conozca su estado de “concepción”.
Tal y como hemos podido adelantar anteriormente, la principal consecuencia del huevo huero es la pérdida del embarazo, la cual puede producirse a partir de un aborto natural o legrado después del diagnóstico por ecografía.
Después de haber comprobado la ausencia embrionaria, no es lógico dejar que el saco gestacional vacío permanezca dentro de la mujer. Sobre todo, porque las células que lo componen degeneran y las sustancias tóxicas que producen pueden repercutir en la salud.
Si una mujer ha vivido un embarazo anembrionado una vez no significa que vaya a volver a ocurrir en un futuro. Del mismo modo, tampoco repercute en la fertilidad de la mujer.
Un aborto de estas características, si tiene lugar con una evolución normal, no tendrá ningún tipo de influencia en implicaciones reproductivas futuras.
Si el caso se repite en varias ocasiones de forma consecutiva, lo conveniente será pasar a un estudio genético en la pareja. Éste determinará qué es lo que impide el desarrollo embrionario en el embarazo.
Al igual que en los embarazos naturales, en aquellos realizados por la reproducción asistida también existe un porcentaje de vivir esta anomalía. Verdaderamente, son los casos en los que se detecta durante la semana 6 o 7 tras realizarse la ecografía correspondiente.
Si aún te quedan dudas sobre los embarazos anembrionarios o estás interesad@ en someterte a tratamientos de reproducción asistida, contáctanos.
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