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Cuando una paciente o pareja se somete a un ciclo de Fecundación in Vitro (FIV), siempre hay embriones sobrantes. Esto, aunque no lo creas, se trata de un avance en las técnicas de reproducción asistida, donde la transferencia de un único embrión ya mejora considerablemente la tasa de éxito en embarazos. Pero, ¿qué ocurre con los restantes? ¡En el nuevo post de MiFertilidad te lo esclarecemos!
Independientemente de que una pareja se someta a un tratamiento de Fecundación in Vitro convencional o una ICSI, uno de los principales objetivos es conseguir un mayor número de embriones de calidad, aumentando así las posibilidades de embarazo.
Eso sí, en un mismo ciclo, no es posible la transferencia embrionaria de todos ellos. Esto se debe a dos motivos. Uno de ellos es la Ley de Reproducción Humana Asistida, que permite la transferencia de un máximo de 3; otro la intención de evitar un embarazo múltiple.
Por otro lado, debido a la mejora de la congelación embrionaria en los últimos años, es posible criopreservar los resultados sobrantes sin que vean perjudicada su calidad y supervivencia.
A la hora de someterse a este tipo de tratamientos, tanto la mujer como la pareja son los encargados de decidir el número de embriones, siempre teniendo en cuenta las recomendaciones médicas de los expertos en el proceso ya personalizado.
Hoy en día, lo más común es que la transferencia cuente con uno o dos embriones. En los casos donde el pronóstico es peor, entonces se puede proceder a la transferencia de tres.
En este sentido, los expertos informarán sobre las ventajas, riesgos y efectos de cada decisión.
A pesar de lo comentado anteriormente, la decisión sobre el número de embriones a transferir no es la única importante que se deberá tomar. Y es que, tras este proceso, habrá que decidir qué hacer con los sobrantes.
En esta línea, la criopreservación de los mismos está regulada por el artículo 11 de la anterior ley. Por ello, podrán emplearse en un futuro para utilización propia (si el primer intento ha fallado o porque se desea un segundo hijo) o podrán ser donados con fines reproductivos, en caso de que cumplan con todos los parámetros de calidad.
Eso sí, también pueden donarse para la investigación y el avance de las técnicas de reproducción o para cesar su conservación y desecharlos completamente.
Una vez que se ha elegido una de las cuatro opciones que hemos comentado anteriormente, los pacientes sometidos a este proceso deberán firmar un consentimiento en el que constará que han sido informados de las causas de su decisión y la autorización de la misma. Un acuerdo que se fija incluso antes de someterse al tratamiento de FIV, pero que deberá ser renovado cada dos años.
Una situación muy común ocurre cuando las parejas o mujeres con embriones congelados no renuevan su consentimiento. Un hecho en el que las clínicas de fertilidad quedan totalmente incomunicadas y desconocen qué se desea hacer con las muestras criopreservadas.
En este sentido, cuando se han pasado dos renovaciones consecutivas sin noticias de los pacientes, el centro en el que se almacenan los embriones podrá quedarse con ellos a disposición de la clínica. Por supuesto, siempre demostrando las actuaciones llevadas a cabo.
En caso de que la clínica sea la encargada de decidir el destino de dichos embriones, siempre se mantendrán los estándares de anonimato y confidencialidad.
A diferencia de la FIV, la Inseminación artificial no da lugar a embriones sobrantes. Esto se debe a que, al ocurrir en el útero de la mujer, ni se extraen óvulos ni se generan embriones en el laboratorio.
Esperamos haber resuelto todas tus dudas sobre la cuestión de los embriones sobrantes en un tratamiento de Fecundación in Vitro. Si aún tienes alguna cuestión o estás interesado en este tipo de productos, ¡en MiFertilidad estaremos encantados de atenderte!
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